sábado, 21 de agosto de 2010


Recientemente he leído el libro “Yo combatí en el Ejército Rojo” del Dr. Dimitri Konstantinov. Esperaba encontrarme con lo típico de estos textos, es decir abundantes loas al camarada Stalin y el habitual tratamiento de “fascistas” “hitlerianos”, etc. respecto del ejército germano…

Nada de eso.

El doctor Konstantinov era un apacible profesor de ciencias en una importante academia de Leningrado cuando, en 1941, fue llamado a las armas, Por su educación fue inmediatamente nombrado oficial (teniente)…Aquí comienzan los lamentos….este señor se queja de todo, de sus superiores, de sus soldados, del frío, del hambre, de la guerra, de los alemanes, de los Politruk, de las enfermedades, etc. Esperaba leer respecto de sus experiencias de combate pero al primer encuentro con los alemanes es herido y nos relata extensamente su convalecencia en un hospital de retaguardia, con abundantes quejas, por supuesto, respecto de los servicios médicos rusos.

Aún así el Dr. Konstantinov de repente nos sorprende con interesantes reflexiones:

Cito:

“En mala hora el régimen de Hitler no quiso aceptar al pueblo ruso como aliado suyo en la guerra contra la URSS, y, en lugar de buscar dicha colaboración, optó por la “Ostpolitik” de Rosenberg. Con dicha actitud se declaraban los alemanes enemigos de toda la población de la URSS, remachando con ello el primer eslabón de su propia derrota ya en 1941.

El ejército de Hitler combatía no solamente a los comunistas, sino a todos los pueblos esclavizados por ellos en el territorio de la Rusia multisecular, considerándolos como “Untermenschen” y dándoles un trato a la altura del expresado concepto. Si los alemanes, una vez posesionados de parte del territorio ruso, hubiesen constituido de inmediato un gobierno nacional ruso, es muy posible que sus tropas habrían sido recibidas con los brazos abiertos.

Por otro lado, si el gobierno alemán, ya consumada la invasión, hubiera adoptado una actitud amistosa, para con la población, tratando bien a nuestros prisioneros y proclamando una guerra de liberación contra el comunismo, acaso sus ejércitos, no habrían tenido necesidad de combatir en territorio ruso.

El ejército libertador ruso hubiera crecido como una bola de nieve, al convertirse el conflicto internacional en guerra civil. El país entero hubiese estallado como un barril de pólvora y el régimen soviético habríase desmoronado para hundirse en las sombras por siempre jamás”

Las autoheridas:

"Entre los hechos generalizados en el ejército rojo durante la 2GM, figuraban los casos de "autoheridas". Se entiende por tal una lesión que deliberadamente se inflige a sí mismo un combatiente con el propósito de eludir el combate, ya sea temporal o definitivamente. Este fenómeno adquirió proporciones inusitadas a medida que avanzaba la guerra.

Las heridas se producían por lo general en una mano o en un pie y eran de poca gravedad, apenas la suficiente para ser enviado a retaguardia. Pero hubo casos mucho más serios. Cierta vez, un oficial pisó a propósito una mina de escasa potencia y se quedó muy satisfecho cuando la explosión le voló un pie. "Por fin estoy libre" decía a sus compañeros mientras lloraba de dolor.

Los casos de "autoherida" comprobados eran sancionados con la máxima severidad. Se impartieron instrucciones especiales al personal de sanidad en el sentido de saber discriminar entre una herida normal de combate y otra causada por el propio herido. A los efectos de comprobar esta última y dado que el disparo que la produce es casi siempre hecho a quemarropa, no es difícil comprobar en los bordes de la herida unas quemaduras ocasionadas por la deflagración de la pólvora.

Pero también a eso se le encontró el truco: los autoheridos, antes de efectuar el disparo, se envolvían la mano o el pie con un trapo mojado, evitando de ese modo los rastros dejados por la quemadura de pólvora en los tejidos. Descubierto el ardid, se dieron los médicos a determinar una autoherida por la intensidad de la penetración del proyectil en los tejidos, para lo cual examinaban detenidamente la lesión.

A partir de entonces, se recurrió a un cómplice que hacía el disparo desde una distancia suficiente como para no causar sospechas...En suma aquello se transformó en una pugna entre médicos y "autoheridos", rivalizando ambos en dar con las tretas más ingeniosas en favor de sus respectivos objetivos.

Esto recién pudo controlarse cuando se impartió la órden en virtud de la cual los tribunales militares debían aplicar la inmediata pena de muerte en los casos comprobados de "autoheridas"




El Dr. Kostantinov finalmente caería prisionero de los alemanes en 1944, Convertido en sacerdote ortodoxo (¿?)…se traslada en 1949 a Argentina en donde se radica y publica sus memorias en 1950.


En resúmen, es un libro evidentemente anticomunista, con escasas referencias a acciones de guerra, como podría pensarse al tenor de su título…entretiene pero cansa…

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